Nuevo artículo de nuestro asociado Javier Cantera, de Grupo BLC:QUERER ES PODER: ¿POR QUÉ TENEMOS QUE PONER SIEMPRE UN ADJETIVO A LA PALABRA LÍDER?
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22 de julio de 2018PorJavier Cantera, socio de MFE – Asociación Educación Abierta
“Saber despertar y generar curiosidad es la labor básica de un maestro.”
Todos conocemos la fuerza de las preguntas para generar el conocimiento. Montaigne partía de su pregunta mágica: ¿qué se yo? Y la pregunta básica típica de la adolescencia es ¿por qué? Preguntarse sistemáticamente el porqué de las cosas es la manifestación de la curiosidad. Ser curioso es la base de un buen aprendizaje. La curiosidad es el anhelo de buscar respuestas sabiendo que la respuesta adecuada comienza con la pregunta idónea. El bucle del porqué para generar aprendizaje activo es una técnica de aprendizaje enraizada en el mundo clásico, y la psicología actual ha vuelto a demostrarlo. Desde un punto de vista neuropsicológico, los estudios concluyen que las personas que demuestran una conducta de curiosidad se le produce respuestas cerebrales evocadas en tres zonas del cerebro: el núcleo caudado, la corteza prefrontal y las circunvalaciones del hipocampo. Es decir, la curiosidad une los centros de aprendizaje con los centros motivacionales. Aquí la importancia de ser curioso para conseguir tener una alta capacidad del aprendizaje, ya decía Albert Einstein: “No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso”. La profundidad de la curiosidad está en el margen del nivel de significación del aprendizaje, ya que es la motivación intrínseca para aprender no por recompensas exógenas sino simplemente por el gusto de saber algo.
La curiosidad es un instrumento evolutivo que nos permite progresar en el dominio del entorno, y por eso los niños son unos impenitentes curiosos. Están en constante “mente científica” preguntándose el para qué y el porqué para generar significación al aprendizaje realizado. De aquí que el curioso no se encierre en el error, y pregunta ¿por qué es un error, el error? Por tanto, ser curioso es la esencia del aprendizaje continuo. Y apoyar y asesorar a una persona en su aprendizaje requiere mucho esfuerzo para mantener la mente en modo curiosidad. Saber despertar la curiosidad y generar curiosidad es una labor básica de un maestro, debe ser un provocador de experiencia, que dispare la curiosidad para generar aprendizaje. Desde las investigaciones del psicólogo Berlyne llamado “el padre de la curiosidad” en los años 60 y 70 del siglo pasado que hablaba del comportamiento exploratorio, pasando por los indicadores de curiosidad de Ethel Maw, hasta el enfoque del proyecto Zero (1997) de entender la curiosidad como una predisposición al pensamiento. Toda la ciencia psicológica enfoca que la curiosidad es un elemento clave en el aprendizaje y por tanto debemos acompañar a su desarrollo, y basándome en los indicadores de Maw que habla de 4 conductas para tener curiosidad:
1. Reacción positiva ante los estímulos novedosos de su entorno, aproximándose hacia ellos para observarlos y manipularlos.
2. Expresar la necesidad o el deseo de saber sobre sí mismo y su entorno con preguntas.
3. Buscar nuevas experiencias en su entorno.
4. Persistir en la exploración de los estímulos para saber más de ellos.
Un buen maestro debe apoyar a generar estímulos novedosos y diversos para suscitar el mayor nivel de curiosidad, debe buscar siempre las preguntas del aprendiz (trabajar con la agenda mental del que aprende y no del que enseña), incitar que busque y cuente nuevas experiencias y cuestionar la visión clásica y ortodoxa de una realidad cambiando las preguntas. Así se educa incitando la curiosidad del alumno.
Educar con curiosidad está relacionada con la emoción y como dice Francisco Mora en su libro de “neuroeducación” solo se puede aprender aquello que se ama. Y por eso hay que desarrollar la curiosidad en la educación a través de:
– Buscar metáforas provocadoras.
– Presentar problemas cotidianos para despertar la curiosidad.
– Crear atmosfera que facilite el diálogo.
– Dar tiempo a que los alumnos desarrollen argumentos.
– Incentivar planteamientos espontáneos de un problema.
– Introducir paradojas y contradicciones.
– Dosificar la incomprensión para no provocar ansiedad.
– Participación activa de los alumnos y la exploración personal.
– Reforzar el mérito ante las buenas preguntas y perspectivas.
– Modular la búsqueda de una respuesta y no proporcionar la resolución de un problema sólo si fuera necesario.
El futuro de la educación necesita de profesores orientados a generar la curiosidad como elemento básico de la emoción para aprender. Solo se puede aprender si se está motivado, y la motivación intrínseca de la curiosidad es más constante que la motivación extrínseca de refuerzo para incentivar la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida (long life learning). Al fin y al cabo, lo importante es tener curiosidad sobre la curiosidad, es decir, desarrollar una enorme necesidad de saber cosas nuevas continuamente y para finalizar, una pregunta que todos nos tenemos que hacer continuamente: ¿cuándo fue la última vez que hiciste una cosa por primera vez? Si fue hace mucho……..
Referencias:
- BERLYNE, D. E. (1978). Curiosity and Learning. Motivation and Emotion, Vol. 2, p. 97-175
- LOWENSTEIN 6 (1994).`The Psychology of Curiosity: A Review and Reinterpretation” Psychological Bulletin, 116 (1) 75-98
- LITMAN Y SPIELBERG (2003). Measuring epistemic curiosity and its diversive and specific components. Journal of personality assesment, 80(1), 75–86
- FRANCISCO MORA (2013). Neuroeducación. Alianza Editorial